Otro noveno mes

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La verdad que este mes estamos todos medio como que no sabemos cómo estamos. ¿Será que nos estamos poniendo viejos? ¿Será esto, ponerse viejo? Yo por mi lado, no sé porqué me está costando tanto sentarme a estudiar... extraño esa convicción incondicional que tenía en el primer cuatrimestre de universidad para hacer todo... en realidad, extraño mi convicción de años atrás...

No es fácil pasar de reconocer blancos y negros a una exhaustiva escala de grises... aunque quizá la facultad también consista en aprender que existe todo un nuevo conjunto de posibilidades para analizar; y más analizamos, más nos angustiamos. Mis sentidos ahora perciben un mundo mucho más amplio que años atrás, pero recibir tanto de repente está fuera del dinamismo de la gran mayoría, y puede volver frágil hasta al más fuerte.
Así que éste era el mundo... ¿Será que, como dije un par de posts atrás, nos cuesta tanto aceptar nuestro nuevo rol independiente para tomar decisiones?

A veces, incluso los más seguros de nosotros mismos, necesitamos una pista; que alguien nos diga dónde va al menos una pieza en el rompecabezas que estamos tratando de armar; que alguien nos ayude con ese horrible 7 que nos tiene trabado el Sudoku desde hace días; que alguien nos responda por qué ya no todas las preguntas tienen respuestas... aunque sabemos que esta otra posiblemente sea una de ellas.

Esperar que las cosas se solucionen solas, es un claro signo de inmadurez y cobardía; pero a veces, el tiempo también ayuda a que las neuronas vuelvan a hacer sinapsis y nos iluminen el panorama.

Despiértenme cuando acabe septiembre.